jueves, 4 de noviembre de 2010

Érase una vez una persona llamada Caperucita Azul que vivía con su madre en el lindero de un bosque.

Un día, su mamá le pidió que llevase una cesta con hamburguesas y fanta de naranja a casa de su abuela ¡pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención!, sino porque ello representa un acto generoso que contribuye a afianzar la sensación de comunidad.

Además, su abuela estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y no era perfecta mente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta e independiente que era engurruñida.

Así, Caperucita Azul cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que siempre se aventuraban en él para matar a los lo lobos. Caperucita Azul, por el contrario, ella siempre iba con una caza mariposas.

Cuando caperucita se fue directa para la casa de su abuela se dio cuenta de que había un ciervo corriendo y le dijo que si le acompañaba a la casa de su abuela entonces se fue con ella y le dijo:

- Ciervito ciervito que feo eres.
- Ya lo sé caperucita, dijo el ciervo.

Cuando llegaron a casa de su abuela el ciervo se murió, y... caperucita lloró.



Y colorin colorado este cuento se ha acabado.



1 comentario:

  1. Había (del verbo haber).
    Sé (del verbo saber, con tilde diacrítica).
    Colorín (con tilde).
    ¡¡CORRIGE!!

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